måndag, februari 27, 2006

Memoria de un picnic genial

• Mushroom Pillow rescata en una cuidada edición el mítico primer disco de Los Negativos

Rafael Tapounet Barcelona

Noticia publicada en la página 90 de la edición de 25/11/2005 de El Periódico - edición impresa










Hay discos tocados por la gracia. No son necesariamente los mejores de su época ni de su género, pero albergan una magia que los hace especiales y, con el tiempo, los convierte en preciados objetos de un culto casi fanático.

Hace casi 20 años, el grupo barcelonés Los Negativos grabó uno de esos discos. Piknik caleidoscópico, se llamaba. Menudo nombre. Apareció en 1986, tuvo buenas críticas y ventas modestas, habitó un tiempo en las cubetas de saldos y, tras ser descatalogado, pasó a la clandestinidad. Que no al olvido. Entre los aficionados al pop en castellano de raíz sesentera, el prestigio de Piknik caleidóscopico no ha hecho sino crecer en estos 19 años. Además, el hecho de que en todo este tiempo no haya estado disponible en disco compacto ha aumentado su aura mítica y ha convertido el vinilo original en codiciada pieza de coleccionista.

Pues bien, tras varios intentos infructuosos de darle al disco una nueva vida en formato digital, la discográfica madrileña Mushroom Pillow ha sido finalmente la encargada de descorrer el velo de misterio que envolvía el culto a la obra maestra de Los Negativos. Y lo ha hecho con una cuidada edición en CD que incluye, además del disco original con sonido mejorado, las cuatro canciones de la estupenda primera maqueta del grupo, dos videoclips y un libreto primorosamente ilustrado.

"La idea era mantener el espíritu artesanal del disco". Quien habla es Carles Estrada, cantante y bajista de un grupo en el que la composición siempre fue mancomunada. Valentí Morató, Robert Grima y Alfredo Calonge completaban la alineación. Dos décadas después, a Carles le brillan los ojos cuando habla de la grabación de Piknik caleidoscópico. "Fue una labor de orfebrería --rememora--. Estuvimos 15 días en un estudio de los de antes, con piano de cola y sala para la orquesta, y quisimos jugar a ser los Beatles. ¿Que queríamos un clavicordio en una canción? Nos íbamos en una furgoneta a buscar a un señor del conservatorio para llevarlo al estudio con su clavicordio. Así con todo".

POP PSICODÉLICO

¿Beatles? ¿Clavicordio? Sí, las canciones de Piknik caleidoscópico son inequívocamente deudoras del pop de fragancia psicodélica que entre 1965 y 1967 dominó el panorama de la música mal llamada juvenil a ambos lados del Atlántico. Piezas como Viaje al norte, Graduado en underground, Moscas y arañas, En una habitación realmente pequeña, Cigarras panameñas o El club del cerdo violeta (un disco con esos títulos no puede ser mediocre) remitían tanto al folk-rock de los Byrds como a los Beatles del Rubber Soul y a la psicodelia victoriana de los primeros Pink Floyd.

Y, sin embargo, hay algo en Piknik caleidoscópico que desborda ampliamente los límites del ejercicio de caligrafía sixties en el que quedaron atrapados tantos grupos; quizá sean esos inspirados textos que citan a Lewis Carroll y a Baudelaire con palabras extraídas de las traducciones de las letras de los Who y los Jam que los miembros de Los Negativos aprendieron en los libros de la colección Los Juglares; tal vez se trate de ese enorme corazón pop que late hoy con la misma fuerza que en 1986 y que, como entonces, rompe las costuras del traje sesentero. "Nunca quisimos ser un grupo de revival --señala Carles--. Pero ésa era la música que amábamos, y la teníamos tan asimilada que cuando hacíamos canciones nos salía de forma natural. No habríamos sabido hacerlo de otra manera".

De hecho, cuando en su siguiente disco, 18° sábado amarillo, intentaron hacerlo de otra manera, dieron el primer paso hacia su final como banda. Una desacertadísima mezcla realizada por un técnico que nada tenía que ver con el grupo dio la puntilla a unas canciones que, pese a todo, merecían mejor suerte. Poco después, Alfredo y Robert dejaron el grupo. Carles y Valentí siguieron adelante con otros músicos, e incluso grabaron un disco notable (Puzzle, 1996), pero ya nada fue lo mismo.

Como dice la letra de una de sus mejores canciones, "fue un viaje rápido y un pícnic genial". Gracias a la reedición de Mushroom Pillow, hoy podemos volver a disfrutarlo.

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